lunes, 6 de septiembre de 2010

La Odisea, de Homero


En la Ilíada se narran los eventos ocurridos antes de que Aquiles deponga su cólera. En la Odisealos ocurridos antes de que Poseidón deponga la suya.
Ira, cólera: la batalla en un poema, el regreso a casa en el otro. El problemático mundo interno de un héroe y de un dios permite tejer un mundo externo que configura la casi totalidad de la Ilíada y la Odisea.
La preeminencia de la exterioridad no significa la anulación del mundo interno. La cólera de Poseidón, esa insinuación, constituye no más que el principio y motivo de la Odisea: a lo largo de la obra asistimos, si queremos, al viaje interno que es posible observar en Odiseo y en Telémaco, permeado a su vez por mundos externos (Ogigia, país de los Feacios, Itaca, Pilos, Lacedemonia) que señalan una importancia suma del hogar, centro de la intimidad.
Pero esa dicotomía, afortunadamente, se confunde en algunos pasajes exaltando el carácter complejo del poema, configurando un Mundo (interno y externo) que en la Ilíada podía percibirse con claridad y que, de una u otra forma, se repetía (aunque esto corresponde también a la cualidad estática que representaba el desarrollo de las acciones en un solo lugar: Troya).
Hacia el canto VI Atenea visita a Nausícaa tomando la figura de la hija de Diamantes y le habla mientras duerme. Al día siguiente Nausícaa despierta yrefiere el sueño (las palabras de Atenea). ¿Es interno o externo el acto de soñar? ¿Aquellas palabras proferidas por la diosa en qué mundo deben inscribirse y entenderse? ¿Cómo podemos leer el evento? Y luego, ¿A qué corresponde el hecho de que se haga énfasis en el sueño en varios episodios? (como acto, no como presencia divina).
De manera directa penetramos en Odiseo al ser expuestos sus pensamientos. En él se hace evidente el desasosiego (bajo la fórmula ¡Ay de mí!) y la duda e incertidumbre materializadas a través de la pregunta (¿Qué será de mí? ¿Cómo serán ellos? En suma (Canto V), ¿Qué es lo que al fin me va a suceder?).
Conocemos su sino a través del diálogo mismo. Sabemos de su pudor en el Canto VI cuando hablando con Nausícaa afirma: "…haríaseme vergüenza ponerme desnudo entre jóvenes de hermosas trenzas".

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